Aunque la resurrección tenga una importancia única en su Evangelio (la predicación y la fe son vanas sin la resurrección: 1 Cor 15,14), contra el triunfalismo de los corintios, Pablo quiso recordar que no se llega a la pascua sin pasar primero por el Gólgota. En otras palabras, se afirma que no puede haber hechos extraordinarios causados por Dios; en conscuencia, los relatos que cuentan hechos de ese tipo no pueden ser históricos. 28. 89. Conocé nuestras increíbles ofertas y promociones en millones de productos. 2 Cor 1,19-20) y porque él, que es “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6), al revelar al Padre (cf. Resulta muy útil comprender profundamente estos textos en sí mismos; así se manifiesta el camino que ha seguido la revelación en su historia. Dios colocó toda la creación bajo la autoridad de Jesús (Efe 1:15-22). En Jn 11,45 se señala como objeto inmediato del contemplar «lo que había hecho», es decir, la resurrección de Lázaro; y, como consecuencia, se menciona la fe en Jesús. En muchos libros bíblicos también se evidencia que destacan la historia de Israel y de la iglesia. 2 Pe 1,16-21; 3,1-2), el Antiguo Testamento (los profetas) mediante su lectura cristológica, y el Nuevo Testamento mediante del testimonio de los apóstoles que se expresa en sus cartas (especialmente en las de Pedro y Pablo), pero también en los evangelios, basados en «testigos oculares y ministros de la palabra» (Lc 1,2; cf. Solo ahora son creadas, no desde antiguo ni antes de hoy; no las habías oído y no puedes decir: “Ya lo sabía”» (Is 48,6-7). 1 Cor 8,6; Col 1,12-20), así como el Apocalipsis, que presenta la victoria de Cristo como renovación escatológica de la creación (Ap 21). 145. Como en Josué–Reyes, también en las Crónicas abundan los discursos del Señor. La primera obra del Dios creador es, según el relato, el tiempo (Gén 1,3-5), representado por el cambio de luz y tinieblas. DV, nn. La verdad de Cristo se consigna en las tradiciones neotestamentarias, que vinculan de manera inseparable el testimonio ocular de los primeros discípulos con la recepción, en el Espíritu, de aquel testimonio por parte de las primeras comunidades cristianas. La salvación se produce por gracia a través de la fe, que es un don de Dios, de modo que nadie puede jactarse. El pecador, encerrado en el reino del pecado, reconoce: «En la sentencia tendrás razón» (v. 6). En Jn 1,14b se señala en seguida el resultado del contemplar, es decir, la comprensión creyente, el reconocimiento del «Hijo unigénito que viene del Padre» (cf. 36. Se presenta a Dios adherido a la persona humana más aún de lo que lo está la madre al propio hijo (cf. Tenemos, en efecto, cuatro Evangelios, y la Iglesia ha rechazado como algo indebido la tentativa de una solución concordista; lo que está escrito “según Lucas”, por ejemplo, debe ser respetado y aceptado, aunque no coincida inmediatamente con lo que dice Marcos o Juan. Es propio de las Sagradas Escrituras de Israel hablar de Dios con autoridad y conducir a Dios con seguridad. La pluralidad de las formas de acreditación. Según lo que se ha visto hasta este momento, no es posible separar ni al Padre y al Hijo ni su íntima relación recíproca, de la obra salvífica del Hijo. Una vez desarrollado un aspecto de su doctrina, la palabra de Dios dirigida al hombre en los profetas y en el Hijo (1,1-14), el autor precisa inmediatamente la conexión de la misma con la vida e indica su propia relación con el Hijo: «Por tanto, para no extraviarnos, debemos prestar más atención a lo que hemos oído. Con esta parábola Jesús explica y justifica su actitud hacia los pecadores (cf. Sin embargo lo que se atestigua constantemente es la fe personal del autor humano en Dios y su obediencia a las diversas formas de la revelación divina. En todos los evangelios sinópticos el ministerio público de Jesús va precedido, en efecto, por su bautismo y una teofanía impresionante. De este modo Lucas muestra explícitamente la relación de su evangelio con Jesús revelador de Dios y afirma la autoridad reveladora de su obra. Jn 3,16); lo cual corresponde a lo que afirma Dei Verbum, n. 2: Dios y su salvación. Es por esta razón por lo que puede decir, al comienzo de la misma carta a los Gálatas: «Pues bien, aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os predicara un evangelio distinto del que os hemos predicado, ¡sea anatema!» (Gál 1,8; cf.1,9). El estatuto de las mujeres en el epistolario paulino plantea este tipo de cuestiones. Además, dado que Dios nunca miente (Heb 6:18), esta palabra unificada es verdadera. Hch 16,1-3: 2 Tim 1,5) y contribuían a afianzar su fe en Cristo Jesús. Poniendo esta explicación en labios del mensajero celeste, los tres evangelistas la caracterizan como un conocimiento sobrehumano, que solo puede venir de Dios. El designio eterno de Dios de establecer con la humanidad una alianza de amor (cf. En esta relación el autor acoge los diversos modos en que Dios se revela (creación, historia, presencia de Jesús de Nazaret). Pero si quieren aprender algo, que pregunten en casa a sus maridos, pues es indecoroso que las mujeres hablen en la asamblea”. Sin una seria adhesión al evangelio, se corre el peligro de andar fuera de ruta (cf. Por esto, todo amor humano (considerado en sí mismo, y no sólo como metáfora) contiene una semilla y un dinamismo divinos. Este augurio de Pablo no comienza hablando de Dios Padre, sino de Jesucristo, porque sólo él nos ha introducido en el misterio trinitario (Rm 8,39). Para el estudio bíblico, la meditación, la preparación de homilías y trabajos sobre el texto. 12,45), y: “Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna” (6,40). Revelación e inspiración en la Dei Verbum y en la Verbum Domini1.2. Unos cincuenta años más tarde 1 Mac 1,56-57 nos informa de que los Seléucidas, durante la persecución de Antíoco, habían quemado los libros de la Ley y el libro de la alianza, pero 2 Mac 2,14 nos dice que Judas Macabeo recogió los libros salvados de la persecución. Los principios que subyacen a una prohibición como esta son los del respeto, la concordia entre los cónyuges y el buen orden en las asambleas. En otro pasaje se explicita el testimonio ocular en relación con la efusión del agua y la sangre después de la muerte de Jesús: «El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis» (19,35). 2,42). Por eso no tememos aunque tiemble la tierra, y los montes se desplomen en el mar. 1,22; etc. En lugar de leer este libro como un relato cronológico de eventos exclusivamente futuros, podemos leerlo como relatos cíclicos paralelos. - Según el Apocalipsis Jesús, que recibe y da la palabra inspirada (Ap 1,1), constituye el don supremo del Padre. Mc 5,30). Así que “toda Escritura inspirada por Dios es también útil para enseñar, para reprender, corregir, instruir en la justicia; para que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda obra buena” (2 Tim 3,16-17)». Así pues, el objeto del trabajo teológico es la fe de la Iglesia en su referencia a la divina revelación, respecto a la cual la teología se pregunta sobre el quid sit: ¿qué es lo que significa?, ¿cómo puede interpretarse y hacerse inteligible para el hombre?, ¿cómo destacar la importancia interior que tiene para é1? Los dos aspectos, unidos, se suman, ofreciendo un panorama cautivador y unitario del Reino de Dios y de su desarrollo. El Creador decidió ayudar a toda la humanidad pecaminosa a través de esta familia que se convertiría en el pueblo judío. Por ejemplo, Salmos muestra formas de adoración a Dios motivadas por la teología en distintos momentos de la historia de Israel. En consecuencia, el programa teológico de la historiografía bíblica se presenta en primer lugar como teo-logía en el sentido literal del término, es decir, pretende mostrar la fidelidad de Dios en su relación con el hombre. 3. En esta segunda parte de nuestro Documento vamos a mostrar cómo los escritos bíblicos atestiguan la verdad de su mensaje. La teología bíblica ha existido desde que se escribió la Biblia. La vida de la Iglesia se funda sobre la Palabra de Dios. De los otros escritos neotestamentarios seleccionamos los más importantes, y nos ocuparemos, en consecuencia, de los Hechos de los Apóstoles, de las cartas del apóstol Pablo, de la carta a los Hebreos y del Apocalipsis. Lc 11,20). Pese a ello, se ha acusado a Pablo de invocar este ejemplo sublime para mantener con mayor facilidad el sometimiento de la mujer y, al hacerlo, de someter los cristianos a los valores del mundo; dicho en otros términos, ¡de alejarse del Evangelio! Pese a todo, la exhortación a los maridos no ha perdido nada de su actualidad y de su verdad. ¿Qué se sabía entonces de Abrahán y de los antepasados? Los discípulos son los testigos oculares de toda actividad de Jesús «desde el principio». La recepción de estos libros por parte de la comunidad creyente expresa el reconocimiento de su inspiración divina y de su condición de libros sagrados y normativos. [2] Cf., sobre este punto, PCB, Biblia y moral. Este contacto, inicial y directo, del texto con el nivel de Dios es activado posteriormente, a lo largo de todo el libro, tanto en la primera como en la segunda parte que lo componen, por el influjo particular y propio del Espíritu, que renueva y dilata interiormente a Juan, produciendo constantemente en él un salto cualitativo en el conocimiento de Jesucristo. 7. El libro del Deuteronomio valora en particular el papel específico de Moisés, presentándolo como mediador inspirado de la revelación e intérprete autorizado de la Palabra divina. En el Nuevo Testamento la definición más elevada de este vínculo se encuentra en las palabras de Jesús: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Desafortunadamente, la mujer y el hombre creyeron lo que les dijo la serpiente en lugar de creer la palabra de Dios. Cuando estos textos de la antigüedad se leen según la perspectiva moderna, se producen siempre grandes malentendidos, pues se considera que son afirmaciones sobre «cómo» se han producido el mundo y el hombre. d. El carácter intangible del libro inspirado (22,18-19). Que hiervan y bramen sus olas, que sacudan a los montes con su furia» (vv. En los evangelios sinópticos señalan la presencia salvífica del Reino de dios en la persona y en la obra de Jesús; en Juan revelan la relación de Jesús con Dios y conducen a la fe en Jesús (cf. Sal 42,9; 62,13). En los milagros, en particular, Lucas ve la confirmación divina de la misión apostólica, como había ocurrido en el caso de Moisés (7,35-36) y y en el del mismo Jesús (2,22). Los que habían vuelto de Babilonia necesitaban reencontrar su identidad como pueblo de la alianza. Todos los evangelios hablan específicamente de los «Doce», un grupo escogido que acompaña a Jesús durante todo su ministerio y cuyo significado es muy relevante. Sus relatos dan testimonio de que la actitud fundamental es la fe incondicional en Dios y en poder salvífico ilimitado. Ahora, tras señalar breve y ordenadamente cuanto hemos tratado ya, resaltamos algunos rasgos característicos de la inspiración, y ofrecemos finalmente una conclusión sobre el modo apropiado con el que deben ser acogidos los libros inspirados. En efecto, cada tradición bíblica debe ser interpretada en su contexto canónico de enunciación, lo cual permite explicar los nexos diacrónicos y sincrónicos con el conjunto del Canon. To browse Academia.edu and the wider internet faster and more securely, please take a few seconds to upgrade your browser. Sin embargo esto no debe interpretarse en el sentido de que la verdad de la Sagrada Escritura afecte sólo a las partes del Libro Sagrado que son necesarias para la fe y la moral, excluyendo otras (la expresión veritas salutaris del cuarto esquema no había sido aceptada precisamente para excluir tal interpretación): El sentido de la expresión «la verdad que Dios, por nuestra salvación, quiso que fuera consignada en las sagradas letras» es, más bien, que los libros de la Sagrada Escritura, con todas sus partes, en cuanto inspirados por el Espíritu Santo y por tener a Dios como autor, se proponen comunicar la verdad en cuanto que está relacionada con nuestra salvación, que es de hecho la finalidad por la que Dios se revela. De este modo se delinean diversas formas de la revelación de Dios, que alcanza su plenitud y su culminación en la persona de Jesús (Heb 1,1-2). Todo intento de interpretar la historia bíblica en una perspectiva moderna se expone al peligro de leer los textos al margen de su intencionalidad y de no captar la plenitud de significado. Su elevación sobre la tierra es al mismo tiempo su glorificación (cf. Por medio de esta revelación, Jesús de Nazaret, que precedentemente era para Pablo un blasfemo, un pseudomesías, pasa a ser el Resucitado, el Mesías glorioso vencedor de la muerte, el Hijo de Dios. Cuando Pablo corrige a los de Corinto, señala que la Cena del Señor es una celebración del nuevo pacto (1Co 11:17-34) y que la realidad de la resurrección constituye el clímax del evangelio (1Co 15:1-58). Él es el Creador y la Palabra de Dios (Jua 1:1-18) y, por lo tanto, es Dios. Y en contacto con Cristo hace saltar una nueva dimensión: también el Antiguo Testamento se vuelve inspirado e inspirador en clave cristológica. Vamos a desarrollar aquí estos rasgos especiales. El contexto sigue siendo el de las asambleas eclesiales compuestas de hombre y mujeres. Dios no ordena, ciertamente, cometer un atropello que se justificaría por motivos religiosos, sino que pide se obedezca a un deber de justicia, análogo a la persecución, a la condena y a la ejecución del reo de un crimen capital, sea este un individuo o una colectividad. También entre los Padres de la Iglesia encontramos divergencias entre aquellos que aceptaban un Canon breve, acaso para poder dialogar con los hebreos, y los que incluían también los deuterocanónicos (escritos en griego) entre los libros recibidos por la Iglesia. 9. El día de Pentecostés el Espíritu Santo desciende sobre ellos y «se llenaron todos de Espíritu Santo» (Hch 2,4), Espíritu prometido por el Padre e infundido por Jesús tras haber sido exaltado a la diestra de Dios (Hch 2,33). El Apocalipsis, Tercera Parte: La interpretación de la Palabra de Dios y sus desafíos, 2.1. Hemos considerado dos clases de textos: relatos que parecen inverosímiles e incapaces de soportar una investigación histórico-crítica seria, y textos que no solo proponen, sino que imponen comportamientos inmorales o que van en contra de la justicia social. Quien se aleja de Dios no puede sino perderse y perecer. La ley del exterminio3.1.3. El poder de Dios domina la naturaleza: Dios es creador. El testimonio del discípulo resulta posible por el don del Espíritu Santo. ), imagen de Dios (2 Cor 4,4) y otros. Dei Verbum, nn.7-10). La manifestación de la violencia resulta especialmente incorrecta cuando se desarrolla en la oración; pero es un hecho que precisamente en el Salterio encontramos expresiones de odio y deseos de venganza que representan un contraste radical con los sentimientos de amor hacia los enemigos que el Señor Jesús enseñó a sus discípulos (Mt 5,44; Lc 6,27.35). En síntesis, para valorar la verdad de los relatos bíblicos antiguos es preciso leerlos como fueron escritos y como fueron leídos por el propio Pablo: “Todo esto les sucedía [a los israelitas] alegóricamente y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades”(1 Cor 10,11). Este fue anunciado en el AT y es Jesús de Nazaret, un descendiente de David (Mat 1:1-17) y de Adán (Luc 3:23-38; Gén 3:15). Jn 5,26; 6,57). Se impone por ello la necesidad de reconsiderar cuidadosamente el género literario de estas tradiciones narrativas. En particular la sabiduría de Israel, confrontada con los sistemas filosóficos griegos durante la época helenista, pretendió proponer un sistema de pensamiento coherente, que subraya el valor moral y teológico de la Torá y que propuso suscitar la adhesión del corazón y de la inteligencia. Finalmente Juan asegura que es testigo ocular de la obra de Jesús desde los comienzos e, instruido por el Espíritu Santo y desde su fe en la filiación divina de Jesús, da testimonio de su obra reveladora. La palabra definitiva se «nos» ha dirigido. Los términos que usan los evangelios para referirse a estas acciones son significativos. El lector de la Sagrada Escritura no puede menos de quedar impresionado por el modo en que textos tan diversos por su forma literaria y su contexto histórico han sido reunidos en un solo Canon, y manifiestan una verdad armónica, que halla su expresión plena en la persona de Cristo. El estudio de los cuatro relatos del Antiguo Testamento ha demostrado que una lectura que se interese únicamente por los hechos realmente ocurridos se incapacita para comprender la intención y el contenido de dichos textos. En su carta más antigua el Apóstol explica a los tesalonicenses: “Dios llevará con él, por medio de Jesús, a los que han muerto” (1 Ts 4,14); y esto, “para que no os aflijáis como los que no tienen esperanza” (1 Ts 4,13). 81. 76. En el capítulo más extenso de todas sus cartas (1 Cor 15,1-58), trata de fundar y de explicar la resurrección de los cristianos, que deriva de la resurrección de Cristo. Es preciso constatar que, hablando del crucificado, usa el participio perfecto (estauroménos: 1,23; 2,2; Gal 3,1), señalando así hasta qué punto Cristo, aunque ya glorificado, sigue siendo también el crucificado. Lc 15,1-10). 99. – La literatura profética califica la palabra de los profetas de inspirada (introducción a los libros, fórmula del mensajero, formulas de los oráculos). Sin emabrgo, aun admitiendo que cada palabra del texto sagrado puede ser calificada de Palabra de Dios, coherente con todas las demás, la Iglesia ha reconocido siempre el aspecto múltiple de esas palabras, el cual podría oponerse aparentemente a su origen divino único. Es la presentación más hermosa del Reino de Dios realizado. Esta experiencia radical alimentó su oración y su relectura del pasado. c. La salvación se recibe y se vive en la Iglesia, cuerpo de Cristo. Aun así, eran eficaces (Lev 4:26; Lev 4:31; Lev 16:21-22). En el relato del envío de Jeremías el Señor insiste en el carácter perentorio de su mandato (cf. Por lo tanto, los eruditos han enfocado la teología bíblica de diferentes maneras. 50,5) se repiten los fenómenos del Sinaí, fuego voraz y tempestad (cf. 50.3). también Mt 11,25-27). En la epístola a los Romanos, Pablo enfatiza que los hombres llegan a ser justos a los ojos de Dios (justificados) tal como sucedió con Abraham: por la fe (Rom 1:1-32; Rom 2:1-29; Rom 3:1-31; Rom 4:1-25; Gén 15:6). En el sermón del monte, él legisla con una autoridad que es superior a la de Moisés (cf. 1. 12–14). Además, quien ora con el Salterio utiliza las palabras escritas por otra persona, en circunstancias diversas; por ello debe hacer siempre una trasposición para aplicarlas a su vivencia personal: una actualización así será tanto más lograda cuando la persona asuma el lamento no (solo) como expresión de su propia situación, sino como la voz y el dolor de las víctimas de toda la historia, como el grito de los mártires (Ap 6,10) que piden a Dios que la “bestia” violenta desaparezca para siempre. Dada la implicación conjunta de Dios Padre, del Hijo y del Espíritu, podríamos decir que se da una “inundación trinitaria” de vida y de amor al infinitivo, que alcanza a los hombres. Mientras que quien se esfuerza en adherirse al mensaje escuchado, se acerca Dios (cf. No obstante, para cumplir con el objetivo de este artículo, sus epístolas pueden dividirse en cartas que tratan diversos problemas específicos de la iglesia, cartas de carácter introductorio o general, y cartas relacionadas con la organización y el orden de las iglesias.Las cartas generales e introductorias desarrollan la interpretación paulina del evangelio. En el sumario sobre la vida de la Iglesia de Jerusalén, se resume la actividad apostólica en estos términos: «Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor» (4,33; cf. El problema es entonces comprender qué significa «verdad por nuestra salvación» en el contexto de la Dei Verbum. Como en el bautismo, Dios Padre declara: «Este es mi Hijo, el amado» (Mt 17,5 par.) DV, n. 4). En virtud de la vida que posee en sí mismo y conforme a la voluntad del Padre, el Hijo resucita a los muertos en el último día (6,39-40). Su resurrección de entre los muertos demuestra que es el Señor (Jua 20:18). Este mismo evangelista afirma que, en un momento de gran conmoción, Jesús «se llenó de alegría en el Espíritu Santo» (10,21) y dijo: «Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo» (Lc 10,21-22; cf. Con frecuencia se relacionan con uno de los signos de Jesús y/o se encuentran en el marco de una instrucción extensa; el contexto aclara el significado. Todo lo que se cuenta está ambientado en la vida religiosa del pueblo de Israel: se comienza con un sacrificio en el Templo (1,5-22) y se concluye con una peregrinación al Templo (2,41-50), observando fielmente la Ley del Señor (2,21-28). 2) El judaísmo posterior al exilio se caracterizaba por una tensión entre tendencias más conciliadoras y universales y otras más cerradas y exclusivistas. Dios decide el nombre de “Jesús”, en el que se expresa el programa de su misión salvadora: “salvará a su pueblo de sus pecados” (1,21). En esta afirmación se expresa sintéticamente el papel de Jesús para acceder a Dios Padre, que es la única fuente de salvación y de vida; se afirma su papel para llegar al Padre, para conocer al Padre, para participar en la vida del Padre. ), resarcir a las víctimas y promover paz. En su búsqueda son conscientes de que la sabiduría es un don de Dios porque: «Uno solo es sabio, temible en extremo: el que está sentado en su trono» (Eclo 1,8). Es indudable que, cuando el narrador o narradores bíblicos describen las promesas divinas y la respuesta de fe del patriarca Abrahán (Gén 15,1-6), no remiten a hechos cuya transmisión secular habría sido absolutamente segura. Lo que hizo realmente se puede resumir de esta manera: llamó a algunos hombres a que lo siguieran, compartieran su vida, lo asistieran en su actividad, adquirieran un conocimiento cada vez más hondo de su persona, crecieran en la fe en él y en la comunión de vida con él. 7,23; 10,1-2.11-14). Además, según el testimonio bíblico, Dios considera a los cananeos culpables de crímenes gravísimos (Gén 15,16; Lv 18,3.24-30; 20,23; Dt 9,4-5; etc. 139. En realidad, la situación descrita en los Samos (de lamentación) es por lo general estereotipada; el lenguaje es convencional y frecuentemente voluntariamente metafórico, de modo que pueda aplicarse a diversas circunstancias y a diferentes clases de sujeto. En la liturgia de la Palabra y sobre todo en la liturgia eucarística se celebra el misterio pascual de Cristo, culmen y cumplimiento de la comunicación de Dios con la humanidad. Ya hemos señalado, como una característica de los escritos del Nuevo Testamento, que estos manifiestan la relación de sus autores con Dios solamente a través de la persona de Jesús. De una forma igualmente difundida la Biblia pone de manifiesto que el hombre inspirato cuenta con la participación activa de colaboradores, dotatos de competencia literaria y de total confianza, los cuales no sólo ayudaron a los autores principales, sino que además recogieron nuevos materiales, adaptaron los ya existentes a las nuevas necesidades de los destinatarios y realizaron, generación tras generación, un imponente trabajo redaccional de importancia decisiva para la calidad del texto bíblico. Dei Verbum [DV], n. 3); en una segunda sección mostraremos lo que algunos escritos del Nuevo Testamento exponen sobre la verdad revelada por medio de Jesucristo, que lleva a cumplimiento la revelación divina (cf. Desde el punto de vista material se trata de una precisión mínima, pero que manifiesta un cambio de perspectiva radical. Ante todo se debe constatar que raramente hablan los escritos sagrados directamente de inspiración (cf. Además de la imagen de la vid, Jesús señala dos formas de unión con él (sus palabras y su amor): “Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros…” (15,7), y: “Permaneced en mi amor” (15,9). Por otra parte, en el amor de Jesús se permanece acogiéndolo con gratitud viva y teniendo confianza total en él; pero también, observando su mandamiento: “Que os améis unos a otros como yo os he amado” (15,12; cf. Éste es el núcleo de la fe: “Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí”(14,11). b. Jesús y su papel en la historia de la salvación. Lc 24,25-27.44-47) y desde su perspectiva. Incluso hay otros que concentraron la atención en la predicación neotestamentaria del evangelio y en cómo agrupa dicho mensaje los temas principales de la Biblia. En el Nuevo Testamento se puede constatar, por un lado, una «relación de cumplimiento» respecto a las tradiciones veterotestamentarias, y, por otro, un movimiento diacrónico de desarrollo y de reinterpretación de las tradiciones, análogo al que hemos señalado en el Antiguo Testamento. Resulta evidente que estas consideraciones no resuelven todas las dificultades; pero también es innegable que con la expresión “la verdad... para nuestra salvación”, (n. 11) la Dei Verbum restringe la verdad bíblica a la revelación divina que se refiere a Dios mismo y a la salvación del género humano. Ex 19), el pueblo pide a Moisés una mediación, por tener miedo del encuentro inmediato con Dios (cf. La orientación salvífica de esta múltiple dependencia del Hijo respecto del Padre es evidente. Del nivel de Dios se desciende luego al nivel del hombre. La sanción punitiva es de hecho necesaria, porque no sólo pone en evidencia la iniquidad y peligrosidad del crimen, sino que, además de constituir una justa retribución, pretende que el culpable se enmiende y, al infundir el temor a la pena, ayuda a la sociedad y al individuo a evitar el mal. La verdad tiene, por consiguiente, una dimensión trinitaria, pero esencialmente cristológica, y la Iglesia que la anuncia es «columna y fundamento de la verdad» (1 Tom 3,15). En esta Iglesia hay muchas divisiones: grupúsculos que, incluso polémicamente, se remiten a diversas personalidades eclesiales (cap. El que nos habla ahora no es ya un hombre distinto de Dios, sino una persona divina, cuya unidad con el Padre queda expresada con las fórmulas más fuertes que el autor pudo encontrar: «reflejo de su gloria, impronta de su ser» (1,3). La asamblea litúrgica es el lugar más significativo y solemne para la proclamación de la Palabra de Dios, y es además aquel en el que todos los fieles encuentran la Biblia. De hecho, desde hace algún tiempo se han hecho más insistentes las reservas sobre la tradición bíblica debido a que algunas de sus páginas o algunos de sus filones literarios parecen inaceptables para la conciencia contemporánea, por representar concepciones judías superadas, costumbres o prácticas jurídicas discutibles o incluso reprobables, relatos que parecen carentes de fundamento histórico. En el consejo divino, al que Isaías asiste en la visión, el Señor, buscando un voluntario, pregunta: «¿A quién enviaré? De ello se concluye que la inspiración es analógicamente idéntica para todos los autores de los libros bíblicos (como se señala en la Dei Verbum, n. 11), pero resulta diversificada por razón de la economía de la revelación divina. Los escritos del Nuevo Testamento testimonian la inspiración del Antiguo Testamento y ofrecen una interpretación cristológica del mismo4.3. Lo cual sucede con una modalidad particular: el Padre, mediante Jesucristo que es el portador, expresa la revelación «con signos» simbólicos que son percibidos, «vistos» por Juan y comprendidos por él adecuadamente gracias a la mediación de un ángel que los explica. Nadie va al Padre sino por mí” (14,6). Alcanzado por el amor de Jesucristo, el cristiano se reconoce como constituido por él Reino de Dios en Cristo. Aquí son decisivos los conceptos de ver, dar testimonio, verdad y creer. Dios actúa en la historia y se ha hecho presente de forma eminente en la de su Hijo encarnado. Menciona (en 1,16-18) su presencia en el monte santo de la transfiguración, cuando junto a otros testigos («nosotros»: 1,18) oyó la voz de Dios Padre: «Este es mi Hijo, el amado» (1,17). En el Nuevo Testamento, Cristo mismo es la verdad, porque él es el Amén encarnado de todas las promesas de Dios (cf. El presente Documento confirma esta misma perspectiva hermenéutica; su contribución, innovadora solo en parte, es mostrar mediante un recorrido ilustrativo realizado en los distintos libros de la vida y en diversas formas literarias, como se presenta la verdad que Dios ha pretendido revelar al mundo por medio de sus siervos los escritores sagrados. 34. Al mismo ámbito parabólico pertenece la otra afirmación de Jesús: “Yo soy el buen pastor” (10,11.14); en ella se resalta el cuidado solícito de Jesús por los suyos, el cual llega hasta entregar la propia vida y se caracteriza por una familiaridad recíproca (10,14-18). A diferencia de la teología sistemática, que clasifica la … Jer 7,13), encontró los medios para llegar a nosotros: dando órdenes, haciendo promesas, castigando a los rebeldes, confortando a los sufrientes, utilizando todas las formas de expresión posibles como teofanías terribles, visiones consoladoras, oráculos breves o grandes paneles de historia, predicación de los profetas, cantos y ritos litúrgicos, leyes, relatos. Su sangre es “la sangre de la alianza, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados” (Mt 26,28). La última sección del texto de los decálogos concierne al dispositivo de la justa relación con el prójimo (Éx 20,13-17 y Dt 5,17-21). Resulta impresionante el hecho de que este último libro del Nuevo Testamento que contiene la más alta frecuencia de referencias al Antiguo Testamento y puede parecer una síntesis, atestigua su proveniencia de Dios y su carácter inspirado del modo más preciso y articulado. Mateo pone el mismo sumario al principio (4,23) y al final (9,35) del gran exordio de la actividad de Jesús (5,1–9,34), que, en la segunda parte, expone una serie de sus intervenciones prodigiosas (8,1–9,34). [4] Città del Vaticano 1993 (cf. Se corrobora de este modo cuanto afirma la Dei Verbum (n. 11): los libros han sido escritos por inspiración del Espíritu Santo; Dios es su autor, porque se sirve de algunos hombres escogidos, actuando en ellos y por su medio; por otra parte estos hombres escriben como verdaderos autores. ; Hch 28,25). Así, pues, el presente texto pretende ofrecer una contribución para que, profundizando la comprensión de los conceptos de inspiración y verdad, la Palabra de Dios sea acogida por todos en la asamblea litúrgica y en cualquier otro lugar, de un modo cada vez más acorde con este singular don de Dios, en el que Él se comunica a Sí mismo e invita a los hombres a la comunión con Él. Al crear al hombre “a su imagen” y confiarle la tarea de tomar bajo su cuidado la creación, Dios manifiesta su voluntad salvífica fundamental. Hch 2,22; 10,38). Los evangelios dan cuenta de la formación que les imparte; en ella se manifiesta de modo paradigmático el tipo de relación con Jesús o con Dios que resulta esencial para que la palabra de un apóstol o el escrito de un evangelista lleguen a ser «Palabra de Dios». Sab 3,1-4,19); es Él quien premia y castiga (cf. El Sal 50, en el corazón del Salterio, retoma, pues, los módulos proféticos; no sólo hace hablar al Señor, sino que hace también que cada súplica y cada acto de alabanza sean interpretados como obediencia al mandato divino. El origen divino de la palabra escrita se profundiza además sutilmente en el relato del Sinaí. No es posible retomar aquí de manera detallada y exhaustiva las formas en las que los distintos autores bíblicos ofrecen un testimonio del origen divino de su locución; baste señalar algunos modelos que, con acentos diversos, se encuentran en los distintos libros de la Sagrada Escritura. El segundo significado ulterior se refiere al amor de Dios hacia el pueblo de la alianza (cf. En no pocos relatos se resalta que Jesús no impone la curación, sino que presupone la fe de los que acuden a él (cf. Lucas, en particular, menciona repetidamente al Espíritu que anima a Jesús en su misión de enseñar y curar (cf. La manifestación de la verdadera realidad de Dios y de su relación con Israel: («¡Yo soy Dios, tu Dios!»: 50,7) conduce lleva a la acusación contra el pueblo: «Te acusaré, te lo echaré en cara» (50,21). Os 1-3; Ez 16 y 23; Is 5,1-7; 62,5; Jr 2-3). Creer en Jesús, en sus palabras y en su amor, y amar a los otros son la forma de permanecer en él, de mantener la unión con él, que es la vid, es decir, la fuente de toda vida y salvación (cf. El estudio diacrónico de los libros del Nuevo Testamento muestra cómo estos han integrado tradiciones antiguas, a veces pre-literarias, que reflejan la vida y las expresiones litúrgicas de la primitiva comunidad cristiana: la carta a los Corintios, por ejemplo, cita una antigua confesión de fe en 1 Cor 15,3-5. En la introducción a los relatos de la conquista babilónica (597-587 a.C.), 2 Re 24,2 declara, en efecto, que la destrucción de Judá fue obra del Señor, el cual realizaba así lo que había anunciado «por medio de sus siervos, los profetas». Tras el largo discurso de Dios, lo conoce por fin de una forma más adecuada. la encíclica del Papa León XIII Providentissimus Deus), pero en el mismo n. 11 dice: «Como todo lo que los autores inspirados o hagiógrafos debe mantenerse que ha sido afirmado por el Espíritu Santo, por ello hay que profesar que los libros de la Escritura enseñan firmemente, fielmente y sin error la verdad que Dios, por nuestra salvación, quiso que fuera consignada en las sagradas letras. Mt 12,28; Mc 3,28-30). 4-5), basándose en la disponibilidad de Dios para donarla (vv. El encuentro de Jesús con Satanás, que tuvo lugar en las tentaciones al comienzo de su ministerio, se prolonga así, durante su vida, en el combate victorioso contra las fuerzas malignas que causan el sufrimiento humano. Para él resulta imposible alcanzar las alturas infinitas del Omnipotente, cuya perfección es inaccesible al espíritu humano (Job 11,7). Sal 4,2; 6,3 y otros), que indica un «volverse» gratuito del soberano hacia su súbdito. Jesús dice: “Yo y el Padre somos uno” (10,30) y: “El Padre está en mí y yo en el Padre” (10,38; cf. 13-14), Él acaba por arrojarlos lejos de su rostro. 4,34), como del amor ilimitado que manifiesta el Padre enviando y entregando a su Hijo para salvar al mundo (3,16). 2,1), el autor lo desarrolla en una larga frase (cf. El autor asegura no sólo para sí, sino para todos, que el temor de Dios y la observancia de la Ley dan acceso a la sabiduría: «Así obra el que teme al Señor, el que observa la ley alcanza la sabiduría» (15,1). Este es un fragmento adaptado del libro Escatología práctica (Poiema Publicaciones), que estará disponible en febrero del próximo año. Lleno del Espíritu Santo (Lc 4,15), después de haber leído el libro de Isaías en la sinagoga de Nazaret, lo cierra y declara: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis escuchado» (4,16-21). El acontecimiento mismo de la resurrección de Jesús no lo describe ningún texto del Nuevo Testamento: queda sustraído en efecto a los ojos humanos y pertenece exclusivamente al misterio de Dios. La misericordia de Dios se manifiesta también en el modo en que castiga a los habitantes de la tierra (Sab 12,8): los trata con benevolencia, con clemencia (cf. Los signos atestiguados y escritos tienen como objetivo conducir a la fe en Jesús, no vaga, sino claramente determinada, y, por lo tanto, a la vida que procede de él. Así, durante muchos siglos y hasta la época moderna, no se cuestionó la paternidad literaria, atribuido en bloque a Moisés, ni la de los diversos libros proféticos y sapienciales, que, cuando no tenían un título específico, se atribuían a autores bien conocidos (como David, Salomón, Jeremías, etc.). El da “su vida en rescate por muchos” (Mt 20,28; Mc 10,45). La verdad del Señor se puede comparar, por ello, a la de la Roca (Is 26,4), enteramente fiable (Dt 32,4); los que se atengan fuertemente a sus palabras se podrán mantener firmes (Is 7,9) sin temor de perderse (Os 4,10). Con sus correligionarios, cree en su verdad, en su santidad y en su unidad. 4.2. De estas indicaciones se deduce que, a partir de lo que la Biblia dice de sí misma, es necesario, asumir una definición más amplia y más matizada del concepto de inspiración. El Salvador y la salvación proceden únicamente de Dios, son un don de su gracia. Los sinópticos hablan de “obras de poder” (dynameis), mientras que el Evangelio de Juan usa el término “signos” (semeia). Ese mismo carácter se manifiesta en los evangelios, y conduce a la creación de un canon de escritos cristianos que enlaza con el canon de las Sagradas Escrituras hebreas. Inspirándose, como punto de partida en varios textos del Deuteronomio (cf. En la mayor parte de los oráculos reseñados por Samuel y Reyes, el Señor anuncia las desgracias que hará venir sobre los dirigentes del pueblo, especialmente sobre este o aquel rey y su dinastía, o sobre los reinos de Israel (cf. Jesús conoce la verdadera meta (cf. Pablo resume su opinión sobre las Escrituras diciendo que “es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2Ti 3:16). María, la madre de Jesús, era prometida de José (Mt 1,18; Lc 1,27), que es de la casa de David (Mt 1,20; Lc 1,27). La autoridad que ha recibido de Dios se extiende al perdón de los pecados (Mt 9,6; Mc 2,10; Lc 5,24). El testimonio de los escritos bíblicos sólo permite entresasacar algunos indicios sobre la relación específica entre el autor humano y Dios en lo que se refiere la actividad de escribir. Dios ha enviado a Jesús como Salvador de toda la humanidad. Por lo tanto, Su palabra y Su mensaje también son una sola cosa. Sobre la base de cuanto ha quedado expuesto más arriba de manera concisa, indicamos ahora brevemente algunos rasgos característicos de la inspiración que pueden ayudar a precisar la noción de inspiración de los libros bíblicos. El centro de nuestro estudio sobre la verdad bíblica. El libro de la Sabiduría y el Eclesiástico: la filantropía de Dios2.7.2. Jn 1,18). El Apóstol vive “en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí” (Gal 2,20). 1.4 Criterios para la verificación de la relación con Dios en los escritos bíblicos. e. Una primera síntesis sobre la proveniencia de Dios. Por otra parte, la Sagrada Escritura, incluido el Antiguo Testamento, completa la visión de Dios en cuanto garante de la justicia con el recuerdo repetido de su gran paciencia (Ex 34,6; Nm 14,18; Sal 103,8; ecc. Pablo no pide a las mujeres que callen ni les impide que profeticen; la prohibición se refiere únicamente a la enseñanza y a los carismas de gobierno. Al ser un hebreo creyente, los recibe como testimonio de la voluntad y del plan salvífico de Dios para la humanidad. Aceptando la oferta de Isaías, el Señor concluye: «Ve y tú dirás a este pueblo…». Por otra parte, si es verdad que Dios se revela por medio de “hechos y palabras intrínsicamente conexos entre sí”, entonces una “historia de la salvación” no existe sin un núcleo histórico (Dei Verbum, n. 2). Considerando que la tribulación que lleva a la segunda venida es descrita como dolores de parto (Mt 24:8, Jn 16:21; 1 Ts 5:3), podemos ver que Apocalipsis muestra un cuadro parecido a este en donde cada serie de juicios representa una intensificación hacia el final: Los profetas del Antiguo Testamento están llenos de profecías sobre “El día del Señor” en relación al juicio sobre los impíos y la liberación de los santos (Jl 2:32-3:1, 16b-21; Am 5:15, 18-20; Ab 15, 17; Sof 2:3; 3:11, 16; Zac 14).
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